La imprenta detenida
En San Joaquín, el dueño de RM impresores, Rodrigo Moran, espera poder resistir un tiempo más antes de considerar el cierre de su empresa como opción. Pero confiesa que el margen es estrecho. “Yo creo que en tres meses nosotros podríamos estar dándonos vuelta y llegar al punto de equilibrio. Más allá imposible”, advierte.
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Rodrigo Morán ha trabajado toda su vida en la industria de la impresión. Comenzó como ejecutivo de ventas en una imprenta que ya no existe, para luego crear Tecno Gráfica junto a tres socios, donde se mantuvo por 22 años hasta que hace seis decidió comenzar su propio negocio. En 2013 fundó RM impresiones.
Hasta octubre pasado, el 2019 parecía un año normal para esta pequeña empresa que funciona con nueve personas en la comuna de San Joaquín. "Para nosotros hay un antes y un después del 18 de octubre. A nosotros nos marca, porque nos afectó en todo. Nuestra gente se quedó sin movilización y eso nos afectó de inmediato en términos de producción", explica.
A eso se sumó que los pedidos de diferentes empresas quedaron pausados o fueron cancelados, hubo cambios de horarios de todo tipo y comenzaron a aparecer los problemas tanto para distribuir sus productos a sus clientes como para recibir los insumos propios de una imprenta como papel, tinta y químicos.
Según Morán, la situación del personal fue relativamente lo más sencillo de resolver. "Los trabajadores que yo tengo los encuentro admirables. Ellos son el 90% de la empresa. Están camiseteados al máximo, entienden todo lo que está pasando y son muy buenas personas", dice.
La ubicación de la firma que era su gran plus se transformó en su mayor problema. En medio de las movilizaciones, las estaciones de metro cercanas fueron cerradas o vandalizadas, al igual que las calles y avenidas cercanas.
Eso, más los días en que hubo toque de queda o se disparó la inseguridad, RM impresiones debió ajustar su horario de cierre para las 15 horas y destinar una camioneta para movilizar a sus trabajadores.
"Cerrar, nunca"
A pesar de todo, Morán dice que jamás pensó en cerrar. El emprendedor espera poder resistir un tiempo más antes de considerar esa opción. Pero confiesa que el margen es estrecho. "Yo creo que en tres meses nosotros podríamos estar dándonos vuelta y llegar al punto de equilibrio. Más allá imposible", advierte.
Según Moran, la semi-paralización que el conflicto social produjo en todos los ámbitos de la economía le pegó más que todo a las pyme. Porque la mayoría no tiene seguros, trabaja al día, está endeudada o no tiene tanto acceso al crédito como para endeudarse y seguir operando.
"La gente evita hacer cosas, deja de mandar órdenes de trabajo y eso es lo que nos afecta", explica. Pero menciona que lentamente, la actividad se está recuperando. "Creo que esto está de alguna manera pasando y la gente está volviendo a invertir, he tenido pedidos nuevamente, no con el volumen anterior, no. Pero se nota que todo está marchando de nuevo, que está corriendo la bolita", grafica.
Destaca la existencia de un pequeño colchón financiero que les permitirá mantenerse operando por un tiempo sin los volúmenes habituales de trabajo.
Apoyo de clientes
Si bien Morán tuvo que dejar los proyectos de inversión que tenía planeados, tiene fe en el futuro: "yo creo que esto va a cambiar para bien", confiesa.
A la hora de sacar las cuentas, el empresario asegura que "va a ser duro, complicado pero creo que paso a paso vamos a ir avanzando. Yo creo que esta pyme tiene posibilidades de desarrollarse, tiene posibilidades, creo que la gente está dispuesta, creo que el mercado va a mejorar paulatinamente".
Morán destaca el apoyo de sus clientes, porque independiente de que ellos han bajado su volúmenes de compra por la contingencia, "se han portado muy bien", cumpliendo sus compromisos y comprendiendo la situación, destacando el pago a 30 días por parte de sus clientes.
Respecto del movimiento social y el país, el empresario cree que todo va a salir bien. Pero alerta que no va a ser fácil. "Creo que falta un poco más de mano dura en ciertos aspectos", desliza en relación con la inusitada ola de violencia que golpeó al país.
En todo caso, aclara que apoya las demandas ciudadanas por mejores condiciones de vida. "Son justas y válidas", puntualiza.